Examen físico

El médico o profesional sanitario deberá realizar un examen físico. Palpará su abdomen para detectar bultos y hará presión alrededor de esa zona para comprobar si siente dolor.

Probablemente sea necesario observar el región perianal (la zona exterior del recto) y el región pélvica o vaginal, a fin de determinar si existe alguna cicatriz ocasionada por desgarros o cortes causados, por ejemplo, por un parto o una cirugía. También examinará la piel para comprobar si existe irritación.

Quizá examine los músculos del esfínter. Para ello, el médico o profesional sanitario se pondrá unos guantes, introducirá los dedos en el ano y le pedirá que apriete los músculos que lo rodean. Esto permitirá determinar si existe algún problema de fuerza muscular o engrosamiento del esfínter.

Este examen digital también puede ayudar a detectar cualquier anomalía en la estructura del ano o el recto, como prolapso, hemorroides o indicios de un tumor. También puede ayudar a identificar si existe alguna impacción (las heces se quedan atascadas en el recto).

Quizá también se le pida que vaya al lavabo y realice esfuerzo para evacuar, a fin de comprobar si existe alguna anomalía, como prolapso.

El examen físico también podría probar los reflejos de los músculos para comprobar si existe algún daño en los nervios.

Prueba de músculos, sensibilidad y nervios

En la manometría anal se emplea un pequeño dispositivo, similar a un globo, para probar la presión en acción y en reposo de los músculos. El globo desinflado se coloca en el ano y después se infla. Esto también permite probar los reflejos y la sensibilidad.

En las pruebas de ultrasonido anal y rectal se utilizan los ecos procedentes de las ondas de sonido para crear una imagen del recto, los músculos del esfínter y el tejido circundante.

Durante el ultrasonido anal, se introduce en el ano una delgada sonda que emite ondas de sonido.

El ultrasonido rectal requiere una sonda de mayor longitud que se introduce en el recto y también permite probar la sensibilidad rectal.

La resonancia magnética (RM)es otra técnica empleada para adquirir imágenes del interior del cuerpo, y puede ayudar a determinar el grado de las lesiones del esfínter. En la resonancia magnética se emplean imanes y radioondas para crear las imágenes. Ni en la prueba de ultrasonido ni en la RM se emplea radiación.

La electromiografía anal prueba el funcionamiento de los nervios. Emplea impulsos eléctricos para estimular los músculos y probar su capacidad de reacción, así como la de los nervios.

Formas de examinar el colon

Existen varias formas de examinar el colon.

Para realizar una colonoscopia convencional, se introduce una pequeña cámara en el ano y se inserta hasta alcanzar el colon. Esta cámara se aloja en un largo y delgado tubo. El instrumento se denomina colonoscopio. Puede ser flexible, de forma que pueda amoldarse a las curvas, o rígido.

El médico lo utiliza para observar la pared del colon e identificar la inflamación, o posibles protuberancias y bultos, como pólipos (protuberancias en el tejido) o tumores. Durante este procedimiento, el médico puede extirpar bultos o extraer tejido.

Una sigmoidoscopia (en la que se utiliza un proctosigmoidoscopio) es similar a una colonoscopia convencional, pero sólo permite observar las partes más inferiores del colon, que son el recto y el colon sigmoide.

En ocasiones, se utiliza un enema de bario antes de la colonoscopia. Un enema es un procedimiento en el que se bombea un líquido hacia el interior del recto. En este caso, las paredes del colon quedan recubiertas con sales de bario, lo que da mayor claridad a los rayos X.

En una colonoscopia virtual se emplea un escáner de TC (es decir, un equipo de rayos X con ordenador) para observar el interior del colon por medio de las imágenes que se toman desde el exterior. Si se encuentra algún bulto, se utiliza entonces el procedimiento de colonoscopia convencional para extirparlo.